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LA CELEBRACIÓN DE LA SEMANA SANTA “Antiguamente, durante la semana santa nadie trabajaba desde el miércoles hasta el sábado y toda la población asistía masivamente a la iglesia. La gente usaba ropa negra. Nadie dormía en su casa. Había una guardia urbana que controlaba a las personas y cuidaba las casas. Al que no iba a la iglesia, en castigo lo encerraban en el cementerio o lo metían llave en su casa”; así rememora don Domingo Yaspana Rodríguez la celebración antigua de la Semana Santa. Quienes daban el toque tradicional y artístico popular a esta fiesta religiosa eran los denominados Santos Varones, que desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua, caracterizaban con su presencia a esta festividad. El viernes santo los Santos Varones se uniformaban para bajar a la imagen de Cristo de la cruz y hacían una dramatización en el templo: prendían árboles y a los golpes que daban a los clavos con los martillos, sacudían a los árboles para hacer reminiscencia que el mundo tembló cuando Jesucristo fue crucificado. Los Santos Varones usaban un uniforme blanco (pantalón y chaqueta) y se amarraban un paño blanco en la cabeza: su función principal era escenificar la crucifixión de Cristo y acompañar todos los actos litúrgicos. El Domingo de Ramos se escenificaba la entrada de Cristo en Jerusalén montado en un pollino. Esa costumbre de celebrar la Semana Santa desapareció a partir de la década de 1970.
Actualmente la Semana Santa se celebra sólo con misas y vigilia en la catedral, y la procesión de la imagen de Cristo por las principales calles de la ciudad, a cuyo paso el viernes santo, los diferentes barrios adornan portales con palmeras y misa de ofrenda, para cada alto que se hace en la procesión recordando el vía crucis.
![]() LA CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD. En los últimos años, esta festividad va imitando el carácter familiar que tiene en las urbes e incluso su dimensión comercial y consumista. Hasta hace unos veinte años atrás era una fiesta popular eminentemente religiosa.
Hasta el día de hoy se conserva la tradición de la organización de legiones de pastorcitos, integrados por niños, que con sus llamativas vestimentas y entonando canciones de alabanzas y recordación al Niño Dios, recorren las calles de la ciudad durante los días 24 en la noche y 25 en el día. Además de danzar y cantar en el templo, visitan los diversos nacimientos de los hogares lonyanos y es una costumbre que los dueños de casa les retribuyen la visita sirviéndoles golosinas.
El 6 de enero también se escenifica a los Reyes Magos que, cabalgando caballos, recorren la ciudad. Se ha hecho ya tradicional el baile popular que año a año en esa fecha organizan los pobladores del barrio “El Misti” para la bajada del gigantesco nacimiento que confeccionan en su plaza principal y al cual se da cita casi toda la población lonyana.
En Navidad el poblador lonyano prepara unos bocaditos llamados “buñuelos” a base de yuca y papa que son servidos acompañados de miel de caña.
![]() LOS SEPELIOS: ANTIGUAMENTE Y EN LA ACTUALIDAD Hasta alrededor de 1930, se enterraban a los muertos cubiertos con una sábana blanca hecha de algodón llamada “pacha” y el cadáver era depositado en el suelo sin ataúd. Para la cabeza del muerto se hacía un orificio redondo en el suelo denominado “oratorio”, donde era incrustada la misma.
La costumbre de utilizar ataúdes de madera y mortaja para depositar los restos mortales de los fallecidos, fue introducida en Lonya Grande por los migrantes cajamarquinos. Actualmente, en los sepelios se acostumbra a tomar aguardiente y chacchar coca durante los días del velorio y 5 días después del entierro del muerto se realiza la bajada de tumba, para lo cual los deudos buscan padrinos y se reúne nuevamente la gente que acompañó en el velorio para participar de un rosario, una comida y luego participar de una tertulia donde es infaltable el aguardiente y la coca. Se acostumbra lavar la ropa del muerto por familiares y amigos en una quebrada de agua, cerca de Lonya Grande. A esto se denomina El Pangue y a la quebrada “Panguayco”.
Anteriormente al año 1900 los muertos procedentes de las familias notables del distrito se enterraban en el templo católico. Hasta alrededor de 1930, existía en el distrito un solo cementerio, al cual eran trasladados para ser sepultados todos los muertos de la jurisdicción.
![]() LA CELEBRACIÓN DE LA FIESTA PATRONAL
Como todo pueblo con honda historia, Lonya Grande posee una rica cultura popular caracterizada por la amalgama de elementos culturales disímiles, en la cual encuentran expresión la influencia de tradiciones, costumbres y leyendas que trajeron consigo los inmigrantes cajamarquinos y que en contacto con el nuevo medio geográfico-social se fueron recreando en algunos casos, adquiriendo formas nuevas, como producto de una mixtura con los elementos culturales que portaban los pobladores nativos de este distrito.
Dentro de las tradiciones más antiguas del distrito está la celebración de la Fiesta Patronal en Honor a San Francisco de Asís y la Virgen de Copacabana. Gracias al testimonio proporcionado por los señores Juan Guerrero Rodríguez (1929) y Domingo Yaspana Rodríguez, ha sido posible reconstruir la forma en que se celebraba antiguamente la Fiesta Patronal, dichas celebraciones eran muy distintas a las celebraciones actuales.
El día 4 de octubre siempre era el día central de la festividad, pero la fiesta duraba 12 días ya que la iglesia veneraba a doce santos. La fiesta patronal se celebraba por intermedio de un caporal y de unos mayordomos, uno por cada santo.
El 1 de Octubre había una faena pública denominada “Plazapiche”, en la cual participaba toda la población y consistía en la limpieza del pueblo. El caporal se reunía con sus mayordomos y en faena pública, iban a las haciendas a ordeñar vacas para recoger leche, con la cual se preparaban pailas de dulce de leche, que era repartido gratuitamente a todos los feligreses durante los días de la festividad, al igual que “Rallados” de plátano y “Guarapo” (jugo de caña).
El día 3 de junio, se reunían los mayordomos en la casa del caporal para adornar el “centillero”, que era un aparato de madera para portar velas, el que era paseado por el pueblo y la plaza, acompañado de la población al compás de la banda de músicos y, finalmente, llevado a la iglesia. Luego se hacía la Víspera de la Fiesta. Ese día, al anochecer, en la puerta de la iglesia se repartían “Achones” (mechones de cera negra de abejas), los cuales eran encendidos y con ellos se iluminaba el pueblo. Esa noche había baile, comida y bebida alcohólica gratuita, en la casa del caporal. Los bailes se animaban y amenizaban con banda de viento o de flautas típicas y/o cantores.
Con motivo de la fiesta patronal venía toda la gente de los caseríos a concentrarse en la capital distrital. Las celebraciones religiosas las hacía un sacerdote católico, que oficiaba misas y era acompañado por un cantor con violín.
Don Domingo Yaspana Rodríguez (1916) hace la siguiente remembranza: “Antiguamente la fiesta se celebraba 12 días. La fiesta se celebraba con mayordomos y caporal. Ellos hacían la fiesta, la gente de fuera venía sólo a comer y a oír la misa, porque los mayordomos asistían a la gente todos los días, ya que había 12 mayordomos, uno por cada día. Todos pelaban su ganado para que coma la gente y las comidas se preparaban en la plaza, en donde se le daba de comer a la gente: la comida se preparaba en 12 “peroles”. Además, se daba dulce de leche y rallado. La fiesta se celebraba con centillero, el cual era vestido con adornos de papel y ceras (velas) y era paseado en procesión a las 3 p.m. por la vuelta de la plaza... Ese día se repartía en la puerta de la iglesia dulce de leche, rallado, aguardiente y a cada persona su “checo” de guarapo (“depósitos hechos de un fruto llamado “cerma”: calabaza). El baile era hasta las 11 de la noche. Todos los días había misa. Había, en esos tiempos, un cura Cristóbal Buendía, otro David Muñoz. Todas las partidas de bautizo lo llevaban a Yamón. Lonya era anexo de Yamón. Lonya era comunidad, la mayor parte de las tierras eran libres... En las fiestas antiguas no había banda, no había música. Mi papá me comentó algo de los “trenzudos” que vivía en matulí, de Ancuaco más arriba... Las fiestas eran con danza, con danzantes, con “maichiles” amarrados en las canillas, eran 12 danzantes. Danzaban primero y después empezaba la víspera y hasta las 11 de la noche danzaban. No había bailes. La devoción era que danzaban en la iglesia. Cada grupo de danzantes tenía su capitán y sus 2 cajeros... Total eran 2 cajeros, 2 capitanes y 24 danzantes. Los danzantes eran con “shimba”, amarrados un pañuelo rojo en la cabeza y tenían un uniforme especial para que dancen... Los cajamarquinos trajeron nuevas costumbres... (Banda de músicos, bailes)... Antes todos eran devotos de “taita pancho”. No había bailes, sólo danza en el templo”. Actualmente, la fiesta patronal se celebra del 3 al 7 de octubre de cada año, siempre en honor a los patrones San Francisco de Asís y la Virgen de Copacabana. Aunque conserva ciertas tradiciones religiosas como el Novenario, las procesiones, las misas y la realización de los sacramentos del bautismo y matrimonios, se han convertido mayormente, esos días, en una feria comercial. La fecha para muchos lonyanos que se encuentran residiendo en otros lugares, es la ocasión precisa para retornar a reunirse con sus familiares, venerar a San Francisco y participar en las diversas actividades festivas: bailes populares, competencias deportivas, comidas de toros, quema de fuegos artificiales, elevación de globos aerostáticos e ingesta de licor.
![]() COMIDAS TÍPICAS En las comidas típicas se nota la influencia de los migrantes cajamarquinos: el cuy con papa guisada, como comidas típicas propias de los lonyanos está el tacacho preparado a base de plátano (“ucho” o “charqui”) y chicharrones de chancho, el locro (una sopa campesina con menestra, culantro y yuca), y el chupe de “churos” (a base de unos caracoles comestibles que se encuentra en los arroyos de agua).
![]() EL CONSUMO DEL "DOMBLO" En Lonya Grande, desde tiempos muy antiguos, hasta la actualidad se consume una hormiga voladora gigante, conocida con el nombre de “domblo”. Estas hormigas son cazadas cuando están volando o en la tierra donde hacen sus “camas” o lechos de reproducción. Estas hormigas salen del subsuelo sólo en los meses de octubre (a fines) o noviembre por unos pocos días. Se las prepara friéndolas con aceite después de haberlas despojado de sus alas y extremidades. Cuando estas hormigas salen a volar y llegan a la ciudad se produce un verdadero espectáculo protagonizado por niños y adultos que corren tras de ellas para darles caza.
Su sabor es exótico y apetecible, se le atribuye efectos afrodisíacos. Sirve como encomienda para enviar a familiares que están distantes. Una vez tostados en aceite los “domblos” se conservan por muchos meses.
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